Algunas preguntas sobran cuando uno tiene a sus pies el lago de Garda. Por ejemplo esta: ¿Cómo te imaginas nuestra casa de vacaciones? Debería tener amplias superficies acristaladas y vistas panorámicas. Listo. Y así lo proyectó el arquitecto Matteo Brighenti. Una casa anclada en un terrero en pendiente abierta al lago, con una fachada toda de vidrio, dividida horizontalmente en tres plantas y que parece eliminar el límite entre el interior y el exterior.
Fotos
Jens Weber y Orla Connolly
Al menos visualmente. Porque cuando el sol veraniego resplandece en el cielo o las tormentas otoñales azotan el lago más grande de Italia, uno se alegra de tener la eficiente protección de las ventanas Finstral. O como dice Brighenti: “La casa es una combinación estética y funcional con la máxima tecnología. El contacto directo con el lago era el objetivo principal y por eso las ventanas Finstral se convirtieron en el elemento de diseño arquitectónico decisivo”. Este moderno edificio está diseñado para que todas las habitaciones tengan vistas al lago. Para maximizar la superficie de vidrio, en la fachada se montaron exclusivamente frontales acristalados FIN-Vista con perfilería oculta y hojas Cristal con todo vidrio por el interior. En esta ejecución, los perfiles de aluminio quedan recubiertos por el borde esmaltado del vidrio, haciéndolos desaparecer casi por completo. De este modo, la ventana se convierte en un elemento de diseño que determina la percepción del espacio de forma decisiva. Para el promotor de la obra también eran importantes las generosas aberturas de las puertas correderas que dan a la piscina en la primera planta y a la terraza en la segunda. De nuevo: sin límites para vivir sin fronteras.
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